Con motivo de
conmemorar la Vieja Guardia de Rosenheim, el XV aniversario de la fundación del
grupo local del Partido Nacional-Socialista, el señor Hitler ha pronunciado un
gran discurso en el que, entre otras cosas, ha dicho:
“Si nuestros
adversarios quieren lucha, la tendrán y les aplastaremos quitándoles al menos
por quince años, la idea de molestarnos. Cuando fundamos nuestro grupo éramos
uno contra diez. Hoy en todo el Pueblo alemán somos nueve contra uno. Es un
miserable el que duda de nosotros.
Al igual que antes,
no nos rendiremos. Ha sido combatiendo como hemos conquistado el Reich, y es combatiendo siempre como lo conservaremos. Nuestra obra está protegida por un Pueblo
alemán joven, viril, ferviente y no acobardado por el espíritu de la Burguesía. Tengo derecho a
declarar a los que creen tener el privilegio de gozar de la bendición divina,
que hace quince años, sólo tenía yo mi voluntad y mi fe. Hoy el Nacional-Socialismo
es Alemania y este movimiento es el que
da su forma al Reich.
¿Esto habría sido
posible sin la necesidad de la bendición del Todopoderoso? ¿Los que arruinaron a
Alemania son los que también se atreverán a afirmar, que ellos disfrutan de
esta bendición divina? Contando a nuestro
favor con la Providencia no desertaremos y nos mantendremos leales, fieles y
valientes en la lucha por el Estado, en la que no hemos de capitular.
Nadie puede dudar que
desde hace dos años y medio Alemania ocupa en el mundo una nueva posición. No
hay bienestar social en un Estado cuyos miembros son súbditos de una voluntad
extranjera. Estoy convencido que
nadie en el mundo puede atacar a nuestro Reich. Queremos la paz y la
reconstrucción. Por todas partes en nuestra casa se trabaja. Al igual que
nosotros, otros pueblos debieran estar animados del mismo deseo de paz.
Sepan sin embargo,
que si quieren perturbar nuestra tranquilidad, chocarán contra un Pueblo de
hombres y no con una multitud de pacifistas. Si se percatan de nuestra
disposición, se hará más por la paz que con todos los discursos juntos. Les profetizo que
dentro de 50 años nuestra bandera será el emblema querido de la nación alemana”.
El entusiasmo de la
muchedumbre se desbordó al final del discurso de Hitler. Este estuvo hablando
con los veteranos del Partido en la ‘Sallechofbrau’, famosa cervecería donde
había hablado con frecuencia al fundarse el grupo de Rosenheim, el segundo de
Alemania.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡SE AGRADECE SU APORTACIÓN A ESPEJO DE ARCADIA!