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Víctor Manuel III, Rey de Italia |
MUSSOLINI CONFÍA EN EL REY
21 de julio de 1943.- Mussolini me dijo:
-Estése tranquilo. He
de informarle que, en todo lo que al Rey concierne, estoy completamente al
corriente. Le he visto esta mañana, y con una sonrisa afectuosa, casi paternal,
me ha golpeado con su mano en el hombro y me ha dicho: “Querido Mussolini, malos
tiempos son éstos para ti. Me gustaría que supieses que cuentas con un amigo. Y
si, por una absurda suposición, todo el mundo te abandona, yo sería el último
en hacerlo. Sé demasiado bien lo que Italia y la Casa de Saboya te deben.”
Estas palabras me
animaron algo. Está claro que el Rey se encuentra al lado del Duce y, por
consiguiente, al lado nuestro. Ciertamente,
un Rey no se vuelve atrás de una palabra dada. Salimos juntos del Palacio de
Venecia. Ciano y yo fuimos andando despacio, mientras charlábamos hacia casa. Ciano
se mostraba muy confuso. Le hablé de su popularidad, de la impresión que
causaría a todo el Pueblo si abandonaba a su suegro, después de haberle venido
todo de él; de la situación italiana, en fin, que tan sólo podía ser salvada
con una fuerte unidad de propósitos.
Ciano meditó sobre
todo ello, y luego exclamó:
-Es extraño que
usted, Roberto, que me conoce tan bien entre todos mis amigos, me haya
reprendido en esos términos. Además, estoy cansado de oír que le debo a mi
suegro mis éxitos y mi posición. Esto no es cierto. Sé muy bien que tengo una
personalidad muy señalada y que soy muy capaz. De cualquier modo, aprecio mucho
al Duce porque conozco su firme espíritu y su bondad sincera; pero me he
adherido al “orden del día” de Grandi porque quiero salvar al Duce y apartarle
de enormes responsabilidades que he asumido o que le han sido puestas sobre los
hombros. Todos esos generales incapaces y todos esos políticos sin ideales sacan
ventaja de que el nombre de Mussolini lo cubra todo, y ocultan sus verdaderos
propósitos y su incapacidad de esta manera. Grandi es un caballero y, como Fascista, tiene un pasado demasiado limpio para sospechar que esté conspirando
contra Mussolini y contra el Fascismo. Grandi quiere salvar al Partido y a la nación.
LOS PROYECTOS DE GRANDI
-Es usted muy ingenuo
- le contesté - y no conoce a los hombres; Grandi es un sinuoso gusano, un adulador
de nacimiento y, de hecho, un traidor innato. Cree que la nave se está
hundiendo y, por consiguiente, se dispone a seguir uno de estos dos caminos: o
salvarse con el Fascismo - en cuyo caso sus aspiraciones son las de suceder al
Duce - o, si el Fascismo cae, intentar salvarse con el Rey y llegar a ser Jefe
del Gobierno. En cualquier caso, sus objetivos son: expulsar, no solamente a
Mussolini, sino también a todos nosotros, los verdaderos Fascistas, y liquidar
la moral y los ideales fundamentales de la Revolución, aceptando probablemente una
paz por separado.
-Muy bien, muy bien - respondió
Ciano -. Admitamos que esta absurda hipótesis es cierta. Pero Grandi y
los otros serían partidarios de una paz negociada, que al menos, podría salvar
parte del poderío italiano. Y, como todos seremos siempre Fascistas en el
timón, nadie puede sospechar que se llegue drásticamente a una liquidación del Fascismo.
-De nuevo tengo que
decirle que es usted un ingenuo. En primer lugar, porque una paz por separado
hay que negociarla, no solamente con el enemigo, sino también con el aliado;
pues sería una tontería, por no decir una traición, creer que mañana podrían ser
depuestas las armas en Italia, los Balcanes y Francia, en el aire y en el mar,
sin haber dado tiempo a los alemanes a situarse en posiciones
estratégicas y a cubierto de la nueva situación. Además, los alemanes, por la
fuerza de las circunstancias, no estarán dispuestos a dar fácilmente su consentimiento.
Ello supondría la dispersión de las fuerzas italianas en el exterior y la
guerra en el interior entre las fuerzas enemigas. Todo ello sería degradante; el
deshonor para nuestro Ejército, la destrucción de nuestras ciudades y una doble
invasión de toda nuestra patria.
En segundo lugar,
está usted equivocado si piensa que tiene a la Monarquía de su lado. Según mis
informaciones, la Monarquía o el grupo Badoglio-Acquarone arrojarían a
Mussolini con gusto por la borda para salvarse ellos mismos, y no precisamente
para salvar a usted, a Grandi, a Bottai o a Federzoni. Ese grupo se aprovecha
de tontos como ustedes para apartarles luego y abandonarles como a limón
exprimido. Escúcheme, pues tengo experiencia. En tanto que estemos unidos,
nadie podrá hacernos nada. El Pueblo italiano, con unas pocas victorias
militares, puede ser de nuevo agrupado bajo sus banderas; el Ejército saldría
más unido de esta situación y el Partido con más fortaleza. Pero si nos
peleamos unos con otros, nos barrerán sin compasión.
LOS ANTI-FASCISTAS
- Créame. Hasta esos
sucios y pequeños brutos conocidos como anti-Fascistas, cuya existencia hemos
permitido deslizarse en pequeñas camarillas, se pondrían de nuestro lado y se
proclamarían los “victoriosos”, cuando usted sabe muy bien, que nosotros apenas
nos dignamos prestarles atención. Usted conoce, por ejemplo, al prefecto
Carini, de Cremona. Pues bien; tiene un hijo, llamado Tomás, que es un joven
educado, pero aburrido, cuya cabeza está llena de viento y es un enfermo
mental. Tomás es un revolucionario y un profesional de la emboscada. Ha llegado
hasta colocarse bajo mi protección, ya que tiene mucho miedo, y ha dicho a sus
amigos que, por el contrario, está deseando pelear contra el Fascismo cuando
llegue la ocasión. Por el momento sé que en su casa de Milán, donde vive con
una mujer judía, ha escondido a un anti-Fascista, un pretendido profesor de
Filosofía, perseguido y buscado por la Policía. Este hijo del prefecto, que ha
estudiado con la ayuda mía y la de Masi, que fue empleado en el Instituto de
Política Internacional gracias a mí, que se ha escondido por miedo y que, si se
le diera mañana la oportunidad de luchar contra los Fascistas se ocultaría más
todavía; este joven, que se encuentra en contacto con De Ruggiero (26),
que se llama a sí mismo dirigente, del clandestino Partido de Acción - en el
cual figuran numerosos espías de la O.V.R.A. (27) como miembros y
hasta como dirigentes -; este gusano, en fin, ha tenido la audacia de pedirme
consejo y ayuda y cree que es un héroe por atreverse a llegar hasta mí,
mientras yo, que lo sé todo, y a pesar de todo no me he molestado ni siquiera
en levantar un dedo para aplastarle por temor a ensuciarme. Pues bien; este
muchacho es un ejemplo vivo de esos que se proclamarían los “victoriosos” del Fascismo si los planes de Grandi se llevaran a cabo.
Ciano pareció
sorprendido por mis palabras, al mismo tiempo que afectado, y me dirigió una
sonrisa alentadora de comprensión amistosa en el momento de despedirnos.
(26) Guido de Ruggiero era
catedrático de Historia de la Filosofía en la Facultad del Magisterio de Roma.
De estirpe liberal, militó siempre contra las ideas Fascistas.
(27) Policía Política Italiana en los tiempos del Fascismo.
Diario de Roberto Farinacci.
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