El
artículo que se reproduce a continuación es producto de la opinión pública que
se tenía a la llegada reciente del Nacional-Socialismo al poder en Alemania,
aunado a la incertidumbre y desconfianza internacional que reinaba posterior a
la Primera Guerra Mundial. Para esta fecha el Proyecto Social NS aún era
desconocido para todos.
El discurso que el Canciller acaba de pronunciar ante el Reichstag puede calificarse de moderado y pacifista. En el tono es quizás el discurso más moderado que haya jamás salido de labios de Adolf Hitler; tanto, que en algunos de sus párrafos, cuando se refirió a la intangibilidad de la propiedad privada, pudo presenciarse el pasmoso contraste de que le aplaudieran los Nacionalistas y Católicos, mientras sus propios partidarios permanecían impasibles. Hitler apareció vistiendo el uniforme de sus Tropas de Asalto, así como todos los diputados de su partido.
El discurso se ha dividido en tres partes principales: Política
Interior, Política Económica y Política Exterior; y aunque todos los temas han
sido tratados en cierto modo con la abstracta generalidad característica, en lo
que se refiere a Política Exterior ha hecho afirmaciones concretas.
“El Gobierno del Reich está dispuesto a colaborar
sinceramente en el mantenimiento de la paz a base del Plan de Mussolini.
Además, Alemania quiere conservar las más cordiales relaciones con todos los
países, incluso con la Unión Soviética.
Respecto a Política Económica, el Gobierno desecha todo
experimento peligroso, tanto en lo que se refiere a la moneda como al comercio con
el exterior.
En Política Interior, el Gobierno desea que los
acontecimientos se desarrollen por cauces jurídicos y bajo la inamovilidad de
la Judicatura.”
Cuando Hitler hubo concluido su discurso, fue puesta a
votación la moción por medio de la cual se concedía al Gobierno poderes dictatoriales
para legislar por sí mismo. Sólo los Socialistas votaron en contra. El Jefe de la
fracción Católica explicó el voto de su fracción diciendo que votaba la moción
porque aunque no la votara, el Gobierno disponía de otros medios para realizar
su voluntad y lo que los Católicos pretendían conseguir era evitar los métodos
violentos contra el Parlamento.
A continuación, el Reichstag se dio asimismo vacaciones
ilimitadas hasta que el Gobierno quiera llamarle de nuevo a consulta.
En unas nuevas declaraciones, Hitler ha declarado:
“El Gobierno no quiere prescindir totalmente del
Parlamento. Los poderes concedidos al Gobierno están solamente limitados por
los poderes del Presidente de la República y la integridad del propio
Parlamento.”
La primera ley que va a promulgar parece que será la que
se refiere a la transformación de los Sindicatos Socialistas en el sentido de
que sean sindicatos pertenecientes a un régimen corporativo, según el ejemplo italiano.
Augusto Assía; Berlín, 23 de marzo de 1933.
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