En la declaración ministerial hecha ante el Reichstag, el
Canciller Adolf Hitler hizo historia de los acontecimientos ocurridos desde
1918 hasta el momento de la victoria del Movimiento Nacional.
“Los hechos realizados por cierta Prensa Extranjera que
quiere identificar el Movimiento Nacional de Alemania con el acto innoble de
los incendiarios del Reichstag, fortalecen mi decisión de hacer todo lo posible
con objeto de que este crimen sea rápidamente castigado, ejecutando públicamente
a los incendiarios y a sus cómplices.
La lucha contra el Comunismo y los esfuerzos del Gobierno
para reprimir las tendencias subversivas, no constituyen ninguna razón para que
las relaciones de Alemania con el extranjero sufran lo más mínimo.
El exterminio del Comunismo en Alemania es asunto
puramente alemán y que no interesa al resto del mundo, más que en la medida que
el caos Comunista en Alemania podría repercutir con consecuencias desastrosas para
el resto del mundo.
El Gobierno del Reich no tiene intención de suprimir los
Estados particulares, pero adoptará medidas con objeto de asegurar una unidad
de Política Interior en el Reich y en dichos
Estados. Sobre las numerosas elecciones realizadas estos últimos años, el
Gobierno encontrará los medios encaminados a establecer su situación en
Asambleas Legislativas de todo el territorio alemán, mediante una sola consulta
popular. El fundamento legal y la modificación de la Constitución serán
aprobadas por el proprio Pueblo con exclusión de los elementos que conscientemente dañan a la vida nacional.
En vista de la actual penuria que sufre el Pueblo, el
Gobierno considera que la cuestión de una restauración monárquica no debe discutirse.
El Gobierno quiere el saneamiento del cuerpo popular y las necesidades de la
vida religiosa están garantizadas, pero no puede admitir que el hecho de
pertenecer a una determinada confesión pueda dispensar del cumplimiento de las
obligaciones políticas generales.
El Gobierno no es enemigo de las exportaciones, sabe que
la unión con el resto del mundo es necesaria para Alemania, sin embargo mientras
se haga imposible la reglamentación equitativa de las deudas alemanas, hacia el
extranjero, la legislación forzada relativa a las divisas debe mantenerse.
La Reichswehr debe ser considerada como el único Ejército
verdaderamente desarmado. Alemania quiere vivir en paz con todo el mundo. Las
nociones de vencedores y vencidos no pueden ser permanentes en las relaciones internacionales
amistosas. Lamento que sigan retrasándose en Ginebra las soluciones que se
refieren a verdaderas medidas de desarme. La situación, contraria a todo derecho
de un desarme unilateral y de inseguridad que resulta para Alemania, no puede durar
más tiempo.
El Gobierno reconoce en las proposiciones inglesas un
signo de buena voluntad, y prestará toda su ayuda a cuantos esfuerzos tiendan a
lograr un desarme general y práctico. El Gobierno considera el plan del Señor Mussolini
como un intento magnánimo para asegurar a la Política europea, una marcha tranquila
y un desarrollo feliz, y estamos dispuestos a colaborar sobre estas bases, con
la esperanza de que se organice un concierto de las cuatro potencias encaminado
a una cooperación pacífica.
El Gobierno, que ve en el Cristianismo el fundamento
inquebrantable de la vida moral del Pueblo, quiere estrechar relaciones amistosas
con la Santa Sede. Todos los alemanes sienten hacia el Pueblo hermano austríaco
sentimientos de profunda simpatía. El Gobierno tiene conciencia de los lazos que
unen a todos los pueblos alemanes.
El Gobierno está dispuesto a tener con la URSS,
relaciones amistosas y útiles para ambas partes. El Gobierno aplaude el
proyecto de Conferencia Económica Mundial y está de acuerdo en la necesidad de
su pronta convocatoria.
Sobre las deudas exteriores de Alemania, el cambio
absoluto del valor de las mercancías, exige una adaptación de las deudas
privadas a la situación modificada y ello en interés de los acreedores y de los
deudores. Sólo una cooperación confiada puede proporcionar el mejoramiento
verdadero de la situación. Diez años de leal cooperación serán más útiles a la
prosperidad de todas las naciones que 30 años en que el concepto de vencedores
y vencidos siga estando en vigor."
Agencia “Fabra”; Berlín, 23 de marzo de
1933.
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