El artículo que se reproduce a continuación es
producto de la opinión pública que se tenía a la llegada reciente del
Nacional-Socialismo al poder en Alemania, aunado a la incertidumbre y
desconfianza internacional que reinaba posterior a la Primera Guerra Mundial.
Para esta fecha el Proyecto Social NS aún era desconocido para todos.
La transformación en el sistema de las relaciones de
propiedad que exigía el programa Nacional-Socialista ha sido totalmente
olvidada. Y no lleva trazas de emerger en la memoria de los nuevos regidores de
Alemania. En realidad, los Nazis no han cumplido ni una sola de las promesas de
índole económica que le habían ofrecido a las masas. Ni las han cumplido ni las
mencionan ya siquiera. Lo que han cambiado en cambio, ha sido todos los
símbolos. Y algún símbolo lo han multiplicado, incluso. Desde hace bastante
tiempo saben muy bien los Nazis que la embriaguez de símbolos puede hacer
olvidar el hambre de muchas cosas. Ahora se trata de hacer olvidar el hambre de
pan. También en esto comienzan a darle lecciones a los Republicanos. Los Republicanos,
que han gobernado en Alemania desde 1918 no sólo dejaban que la gente pasara
hambre, sino que, lo que era mucho peor, la dejaban que se aburriese y la
dejaban que hablara del hambre. Más que la propia hambre, fue el aburrimiento y
el continuo hablar sobre ella la que produjo la desesperación popular que acabó
con el espíritu de la República. Los Nazis, en cambio, es verdad que siguen
dejando pasar hambre, pero han prohibido hablar de ella. Y además, entretienen
a los hambrientos con símbolos y con fiestas. El otro día en un artículo lo
decía el Doctor Goebbels:
“Podrá acusarse al Régimen Nacionalista de muchas cosas,
de lo que no podrá acusársenos es de ser aburridos”.
En vez de la Bandera Republicana se izan ahora dos: la Monárquica
y la de la Revolución. Un símbolo hecho dos y una contradicción. La plaza de la
República volverá a llamarse Plaza del Rey. Las águilas imperiales han vuelto a
sus altos pedestales. A los desfiles militares, siguen las retretas; a las
retretas, las procesiones de bengalas. Entre discursos de Hitler, Goebbels y Goering.
Hace un mes que en los periódicos no ha vuelto a aparecer
la palabra hambre, que se ha quedado como congelada para toda la eternidad en
las decapitadas colecciones de los periódicos suspendidos. El hambre ha desaparecido,
incluso del vocabulario de los mendigos, que si no ha disminuido en número
desde que gobierna Hitler, adoptan, por lo menos, un aire mucho más optimista.
Pero el Gobierno está decidido a que desaparezca la
palabra hambre todavía más radicalmente. Tan radicalmente como la palabra Marxismo,
que, según Goering, será arrancada de todos los libros y en 50 años no se sabrá
ya lo que significa. Está dispuesto a que desaparezca también en su expresión
matemática.
En Alemania existe una “Oficina General de Estadística”,
cuyo director era el profesor Wagemann. Un hombre de derechas, afecto al
Partido Populista: no obstante lo cual, fue elevado al puesto de Jefe de las Secciones
de Estadística del Reich, por un Gobierno Socialista. Es uno de los mejores economistas
alemanes y uno de los hombres que ha colaborado más al progreso de la
estadística en el mundo. Ajeno a la “Oficina General de Estadística”, el
profesor Wagemann creó el “Institut für Konjunturforschung”, mencionado aquí
repetidamente. El “Institut für Konjunturforschung” es el establecimiento estadístico
que goza de mayor prestigio en el mundo; su misión consiste en estudiar las
oscilaciones económicas en el mundo entero, de un modo comparativo.
El profesor Wagemann no es sólo un hombre de derechas, lo
que actualmente no hubiera sido más que beneficioso para él; es además,
desgraciadamente, un espíritu científico riguroso y un amigo, inconmovible, de
la verdad estadística. Las estadísticas de su Instituto pasan, entre los
economistas y financieros de todos los países, por ser las más independientes y
las más exactas. El “Institut für Konjunturforschung” ha sido, hasta ahora, el único
semáforo con garantía, para seguir la marcha de la crisis mundial y sus
múltiples accidentes. Sólo el “Institut für Konjunturforschung” publicaba el verdadero número de parados
existentes lo mismo en Alemania que en los demás países; sólo él seguía con
absoluta rigurosidad la curva de producción, así como su repercusión en la vida
de los obreros.
Ahora, el Ministro de Economía, Señor Hugenberg, acaba de
separar de la dirección del “Institut” al profesor Wagemann, aduciendo
argumentos completamente pueriles. Tras este ataque contra el “Institut für Konjunturforschung”,
lo único que puede columbrarse es la consecuencia con que el Gobierno persigue
todas las fuentes de revelación que pudieran ser molestas a su política. Desde
ahora no hay más remedio que acoger con la mayor precaución y reserva las
estadísticas que el régimen Hitler-Hugenberg-Papen comiencen a lanzar a la
publicidad. Y si uno quiere entusiasmarse con algo, entusiasmarse con los símbolos.
Augusto Assía; Berlín, marzo de 1933.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡SE AGRADECE SU APORTACIÓN A ESPEJO DE ARCADIA!