Escribe el Embajador Rudolf Nadolny: “La Conferencia del
Desarme entra en una fase decisiva, pues luego de haber adoptado por unanimidad
el Proyecto Inglés como base de discusión deberá, al reanudar sus trabajos, tomar
una decisión referente a la convención misma.
La táctica dilatoria no podrá ser continuada. Alemania es
un acreedor del desarme y hace ya tiempo que su crédito ha vencido. No
admitiríamos ningún nuevo retraso. En primer plano se hallan las exigencias de Alemania
y de otros Estados, a los cuales se ha obligado a desarmar, y por otra parte
las de Francia y sus aliados.
Alemania exige el estado de cosas previsto en el Pacto,
es decir, que todos los armamentos sean puestos al mismo nivel necesario para
la defensa de su seguridad nacional. Ni más ni menos.
Esto significa que los Estados armados hasta los dientes
deberán reducir sus armamentos hasta el mínimo a fijar por cada Estado, y que
igualmente nuestros armamentos deberán garantizar nuestra seguridad nacional a
la que todo Estado tiene derecho.
El acuerdo de las cinco potencias del 01 de diciembre
confirmó esto plenamente, declarando que la Conferencia deberá establecer, entre
otras cosas, la igualdad de derechos de Alemania en el sistema de la seguridad nacional
de todos los Estados.
Admitimos que la Conferencia establezca en esta etapa
solamente la reducción de armamentos de las potencias, pero exigimos que la
reducción sea importante y decisiva. Deseando ver triunfar la obra del desarme,
no pediremos que la igualdad de derechos concedida a Alemania sea realizada
inmediatamente en toda su extensión, a pesar de que tenemos derecho a ello. No
exigimos armamentos ofensivos, no queremos atacar a nadie; pero que no se nos
quite la posibilidad de defender nuestra seguridad nacional.
En lo que se refiere a las exigencias de nuestros
adversarios, hacemos notar que admitimos el control del desarme; pero este
control debe ser el mismo para todos, y Alemania deberá participar en el mismo.
En lo que se refiere a la exigencia relativa a la creación
de otras garantías contractuales, estimamos que las garantías existentes ya
bastan. La Sociedad de Naciones ya lo hizo constar así formalmente en 1928.
La exigencia francesa relativa a la unificación de tipos
de ejército continentales, se refiere principalmente a las modificaciones de la
Reichswehr. Cuando se obligó a Alemania a desarmar, se la obligó a sustituir el
ejército popular por un ejército de oficio, con objeto de impedirnos practicar
una política agresiva.
De pronto Francia declara que un ejército de oficio es un
ejército ofensivo, y exige que pasemos al servicio militar de corta duración.
Nadie ha de extrañarse si acogemos esta exigencia con escepticismo extremo;
estamos, sin embargo, dispuestos a introducir ciertos cambios en nuestra Reichswehr,
pero exigimos por principio, como otros Estados, que se deje a cada gobierno
una amplitud necesaria para adaptar su sistema a la situación particular del
propio país.
Es necesario que las otras potencias den ahora pruebas de
la misma buena voluntad de conciliación de que nosotros ya hemos dado pruebas.
Su responsabilidad es tan grande como la nuestra. La cooperación pacífica no
puede resultar más que de derechos iguales, de deberes iguales y también de buena
voluntad.”
Agencia “Wolff”; Berlín, 19 de abril de 1933.
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